Ecos y reseñas sobre Abril en los inviernos.
Con mi agradecimiento a todos los poetas, críticos, y
lectores.
Muchas gracias, a:
Efi cubero, Santos Domínguez, José Luis Morante, Javier Gallego
Dueñas, Esther Peñas, Beatriz Pérez Sánchez, Antonio Rivero Taravillo, Carlos
Alcorta, Álvaro Hernando,
"ABRIL EN LOS INVIERNOS
Bajo el hielo de las indiferencias late la fuerza viva del
poema, esa forma de vida y de sentido que Nicolas Corraliza nos muestra con
palabras exentas y desnudas. Pocas palabras bastan para dar al poema el vuelo
de la exactitud, el peso de lo leve y fugitivo de la existencia, su poso
reflexivo, su evanescente hondura. Y ahí quedan estos versos como cincelados en
un mármol de nieve, pero con el latido de vetas primigenias, de fuentes
prístinas que se derraman en un deshielo íntimo salpicando de vida y de
frescura los espacios. Sus poemas, breves, concisos, nos dicen mucho con
palabras justas. Nada falta ni sobra por las encrucijadas de un lenguaje que
escucha y, a la vez, habla mientras camina y reflexiona por senderos de tiempo
y de silencios. Gracias a Chamán Ediciones, por el regalo, que tengo la suerte
estos días de leer y de disfrutar.
Efi Cubero
Un centenar de poemas breves (a veces de uno o dos
versos) que se mueven entre la fluidez y la elipsis, entre la descripción de la
realidad y el impulso visionario, con un lenguaje directo que expresa la
conciencia del tiempo o el sentimiento de pérdida y asume la soledad y el
vacío.
Santos
Domínguez
Nicolás Corraliza Tejeda entiende la poesía como un
cristal de luz. En Abril en los inviernos, los versos abren una estela en el
agua para ser testigos de la soledad y la intemperie, para protagonizar una
contemplación inadvertida del pasar renqueante del tiempo, pero también para
dar la mano a la emoción que propagan las ascuas, esa lumbre cansada que
resiste al hecho de vivir.
José Luis Morante
Después de El
estro de los locos, Nicolás Corraliza explora la mitología de abril, el mes
más cruel. Comienza con una cita de Claudio Rodríguez: “Tan solo abril acude” y
siguen una generosa porción de grandes poemas en los que predomina el pequeño
formato, continuando la senda de destilación en la que lleva inmerso el autor y
que perfecciona con cada nueva entrega. La pureza de los conceptos no impide
que se juegue con los sonidos y las resonancias, con las sugerencias y
connotaciones.
Javier Gallego
Dueñas
Abril en los inviernos (Chamán ediciones) resulta el fruto de un
compás de soledad y espera, encanijado de alharacas, ascético en sus formas,
desnudo, silente, contenido. Su autor, Nicolás Corraliza (Madrid, 1970)
permanece en la lumbre encendida de quien guarda la esperanza, y por tanto
resiste, desde un mes invocado largamente por los poetas (Claudio Rodríguez,
que preside, pero también, claro, T.S. Eliot - Abril es el mes más cruel de los
meses-, Machado –Abril florecía-, José Martí - Juega el viento de Abril
gracioso y leve-…)
Esther Peñas
Al autor le preocupa el curso de la humanidad ante los destrozos que el
hombre está ocasionando a su alrededor. Porque en el interior de cada ser
humano hay dolor muchas veces provocado por las condiciones extremas y externas
que nos alienan como sociedad. Es por ello que con Abril en los inviernos, Nicolás Corraliza se vuelve a
desmarcar de las nuevas tendencias basadas en la espontaneidad y el verso fácil
demostrando que la elegancia, el lirismo y la delicadeza hacen de su poesía
algo necesario.
Beatriz
Pérez Sánchez
De Nicolás Corraliza es Abril en los
inviernos (Chamán Ediciones), su quinto libro. Se trata de una colección de cien
poemas breves sin título, algunos de gran, rotunda expresividad.
Antonio Rivero Taravillo
La tardía irrupción en el panorama poético de
Nicolás Corraliza (Madrid, 1970) —asunto este, el de la publicación de un
primer libro ya entrado en la madurez, del que ya hemos hablado en otros
momentos— se produjo con el libro “La belleza alcanzable” (2012). En los años
que han trascurrido desde entonces hasta la publicación de Abril
en los inviernos (2019), han visto la luz títulos como La
huella de los días (2014), Viático (2015) y El
estro de los locos (2018), como se puede apreciar, una excelente
cosecha la recogida en estos pocos años.
Carlos Alcorta
El libro, que he disfrutado muchísimo, es Abril en
los inviernos, el que le han editado Pedro Gascón y Anaís Toboso Navarro en
su albaceteña, española e internacional Chamán Ediciones -yo la conocí en
EEUU por publicar algo de Alfred Corn, Rocinante-. Es este un
poemario compuesto por cien poemas, la mayoría brevísimos, llenos de miradas
del autor sobre momentos en los que se entrelazan en paradoja la tristeza, el
dolor, la esperanza y, no pocas veces, la ironía. Los poemas no están
titulados, salvo por el número que describe su orden en la obra.
Álvaro Hernando
En
Hankover de
He leído tu obra entera,
pero es para ir saboreando poco a poco, porque cada poema es muy muy intenso.
Pura filosofía. Me ha
sorprendido de veras, creo que es una obra maestra, pero no porque yo tienda a
la exageración, ni soy yo quien ni entendimiento tengo para afirmar tal cosa,
solo digo lo que pienso sinceramente ante tantísimo que leo.
Iré saboreando poco a poco
con el tiempo cada poema, un libro para visitar a menudo que despierta mi
reflexión y mis sentidos totalmente.
Pues te felicito por tan
gran, gran trabajo. Obra maestra para mí.
Felicidades de nuevo y mi gratitud siempre
por recibir este tesoro tan inmenso.
Mari Carmen Torres Avilés
Os dejo unos poemas como muestra:
Ser.
Pertenecer a una emoción
para estar vivo
o morir en el intento.
....
La esperanza estudia
en academias de nieve.
Quiere ser abril.
.....
Feliz noche para todos.
Inés Encuentra
El poeta Rafael Soler me comenta vía wasap...
Querido poeta:
He pasado la mañana muy bien acompañado "Con "abril en los inviernos", un libro singular, sugerente, con ambición, y de un lirismo muy bien llevado y poco habitual, catarata de bellas imágenes que te van llevando de un poema al siguiente. No conocía tu poesía, gracias por la oportunidad de tu regalo.
Querido poeta:
He pasado la mañana muy bien acompañado "Con "abril en los inviernos", un libro singular, sugerente, con ambición, y de un lirismo muy bien llevado y poco habitual, catarata de bellas imágenes que te van llevando de un poema al siguiente. No conocía tu poesía, gracias por la oportunidad de tu regalo.
Enhorabuena, y fuerte abrazo!
El poeta Miguel Veyrat sobre “Abril en los inviernos”:
Dediqué las últimas semanas a la lectura de un libro de alta
intensidad emotiva como “Abril en los inviernos” de Nicolás Corraliza (su propio
título denota la alegría de vivir bajo cualquier clima) que justifica
plenamente el nombre de la ya imprescindible editorial Chamán Ediciones en su colección
“Chamán ante el fuego”.
Muchas gracias.
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Sobre “Abril en los inviernos”, escribe Miguel Ángel Real. Muchas gracias.
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Miguel Ángel Real, es licenciado en Filología Francesa. Reside en Francia desde 1991, donde trabaja como catedrático de español en el Lycée de Cornouaille de Quimper (Bretaña)
El autor sabe sintetizar y sugerir, reuniendo el mundo, las formas de las cosas, el paso del tiempo en torno al poder de las palabras. Sus versos pueden ser testigos de un exceso de luz cegador, de la ilusión de la infancia (muy presente) o de las “furias de la vejez”. Se nota un vaivén de emociones que lo engloban todo, con una exquisita capacidad de destilar cada vez una idea esencial en poemas cortos donde ni sobra ni falta nada.
Hay en los textos una gran emoción vital, si pensamos que la vida es una suma de claridad y de silencio, y que el tiempo es la fuente del gozo y del miedo, que caminan inseparables. Nicolás Corraliza no cae nunca en el sentimentalismo y se aleja de cualquier afán por lo patético, consiguiendo escribir un libro preciso y al tiempo evocador: como debe ser, pienso, toda la poesía de calidad.
En resumen, un poemario con acentos muy guillenianos, que acentúa el valor del ser en poemas como este, todo un ejemplo del estilo del poemario.
Ser.
Pertenecer a una emoción
para estar vivo
o morir en el intento.
Un dialogo sobre “Abril en los inviernos”, con el poeta y crítico Jesús Cárdenas para la revista Culturamas. Muchas gracias, un placer.
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La realidad se nos muestra con mil caras. Pero la realidad debe ser descodificada, alcanzable. En ese proceso caen en primer lugar, como hojas de otoño, los mitos, las falsas apariencias; en segundo lugar, caen las palabras cuyos referentes pierden. Abril en los inviernos (Chamán Ediciones) plantea acercarnos a ese conjunto múltiple contra el que nos topamos, como piedra en el camino, una y otra vez. La conciencia del ser indaga en una forma de sentir demasiado temporal. La poesía puede servir de estímulo que frene el fluir de los días, o, al menos, que acepte la vuelta al pasado para una mejor comprensión. Nicolás Corraliza cultiva una poesía que busca la precisión sin ser hermético. El poeta madrileño busca la belleza, el equilibrio, la proporción justa entre el contenido y las formas, la caracterización más cabal de la realidad. Los poemas de este libro respiran tensión lírica, crecen desde la primera palabra, toman aire y terminan por sorprendernos, porque fructifican, trascendiendo fuera del yo.
Abril en los inviernos conforma todo un catálogo de fragilidades desde el tiempo, que conlleva la desmemoria y la muerte, la soledad y el miedo, la incertidumbre de la felicidad o envuelta en el paisaje… Se constata una realidad delicada y efímera. ¿Cuál es el camino de búsqueda personal?
Yo diría más bien, que de lo que se trata es de encontrar en el camino la alegría. La felicidad es un concepto demasiado grande y engañoso.
En algunos de los poemas retornas al pasado, pero cuando se vuelve a atrás, uno no es el mismo ni tampoco la realidad que a uno le rodea, ¿hasta qué punto has indagado en este retorno?
La memoria nos devuelve los recuerdos y los instala en el presente como quedaron grabados. La poesía los decora o los enturbia, los imagina de nuevo o los inventa para que existan. La poesía es un antídoto para el olvido.
Otros poemas se ocupan de la importancia que adquieren las palabras y del propio hecho poético o literario. Podría entenderse como una poética o desde un punto de vista crítico: «La poesía es una bala / de un calibre excepcional» (p.56); «Mortaja de sílabas. / Versos de un poema en pena / fuera de tomo» (p.30); «Olvida el poema: / búscate un sueño que te haga feliz» (p.68); «Un verso en defensa propia / para madrugar» (p.69); «Si el poema se corta, / se nota» (p. 73); «He vuelto a tropezar mientras te escribo. / Se ha hecho sangre de golpe en el papel» (p.77). ¿Miran estas palabras el escrito desde la distancia?
Las palabras nos permiten jugar con el tiempo. El poeta busca en ellas la materia prima para construir su relato. Todo ese misterio, todo ese encaje, se convierte en un acto de creación y de distancia.
La riqueza de contenido busca distintos cauces según el tono del poema desde lírico, pasando por el sentencioso, aforístico, hasta llegar al crítico y lúdico, ¿cómo ha sido el proceso creativo de este libro?
Abril en los inviernos es una sucesión de tiempos y de momentos, donde se mezclan distintas músicas. Un diálogo con el mundo desde la óptica de un hombre que se observa sin pretensiones ni certezas. En mi caso, el proceso de creación siempre es igual: mirar, ver, observar, y contar.
Abril en los inviernos está conformado por un número redondo sin capítulos: cien poemas, encabezados por un número romano. Un bloque unitario como una sucesión natural, donde el lector puede hacer dos lecturas: la cronológica y la alternativa (saltando de atrás y hacia delante), ¿cuál es tu propuesta Nicolás?
Cada lector de poesía tiene su forma de enfrentarse a un libro. En este caso las dos formas son válidas, aunque el orden cronológico es el que da sentido al todo, tal y como fue escrito.
Se habla que el discurso poético de Nicolás Corraliza mira a la estética, pero se busca que la palabra sea accesible a todos los lectores, ¿forma parte de tu planteamiento antes de concebir el conjunto? ¿Cómo justificas ese equilibrio?
La estética y la claridad no están reñidas. Yo procuro hacerme entender, no ser hermético o, por lo menos, no serlo demasiado. Conseguir la sencillez en poesía es complicado, y eso es lo que distingue algo pomposo de algo bello. La belleza se ve, no precisa de adornos.
Vemos que te mantienes muy activo en las redes sociales, y has entregado numerosos fragmentos subidos desde tu perfil, ¿es acaso otra manera de mostrar algunas partes del libro para atraer el interés de los posibles lectores?
Es una forma de hacerse oír. Todos sabemos que la poesía vende poco y hay que salir en busca del lector. Las redes sociales ayudan a su difusión, y eso es algo bueno. Grandes amigos poetas también las utilizan y nos permiten a todos estar cerca.
¿Cuál dirías que es el fin último del poemario? ¿Es la poesía una herramienta útil para la vida?
Yo creo que el fin último del libro es llegar al lector, independientemente que sean muchos o pocos. Una vez escritos, los libros viajan solos, de alguna manera dejan de pertenecerte. Sobre si la poesía es una herramienta útil para la vida, te diría que depende para quién. En mi caso, la poesía forma parte de la vida, la hace más fácil, más comprensible.
¿Puedes adelantarnos algunos de los proyectos que tiene en mente?
De momento, seguir viendo y escribiendo. Hay una antología en preparación, algunas colaboraciones en revistas y muchas lecturas pendientes. Este año ha sido intenso y ahora toca sosegar.
Por último, podrías dejarnos uno de esos poemas que recitarás próximamente…
Quiero agradecerte Jesús, la lectura del libro. Ha sido un placer esta entrevista en “Culturamas”. Os dejo, aquí, este poema para los lectores de “Culturamas”. Muchas gracias y abrazos para todos.
INSTRUCCIONES PARA RECIBIR AL INVIERNO
Cada tres cielos, un infierno.
En esa proporción, para que el cuerpo
no se olvide de la muerte.
https://www.culturamas.es/blog/2019/11/10/entrevista-a-nicolas-corraliza-por-abril-en-los-inviernos/?fbclid=IwAR2XdcKMJap7ZoU0o7gl_63NElFdwl_RSmH-EiSMz5U54AIf_3J0xRueW0s
Pongo aquí, sin ánimo de establecer ningún orden de precedencia, algunos de los libros de poesía que han llegado a mis manos este año. Entre ellos, unos cuantos decididamente buenos, y diría que, a mi modesto entender, ninguno malo. No sé si alguno aparecerá en las listas de los mejores del año. En todo caso, gracias a Ediciones Liliputienses, José María Cumbreño, Libros Canto y Cuento, José Mateos, Hilario Barrero, Antonio Manilla, Antonio Rivero Taravillo, Nicolás Corraliza, José Ramón Ripoll, Editorial Renacimiento, Pre-Textos, Enrique Baltanás, Ediciones Hiperión, José Luis Trullo, Fernando Cabrita, Uberto Stabile, Gema Estudillo Pedro Sanchez Sanz, Carlos Alcorta, Chamán Ediciones, José María Jurado, Victoria León, Francisco Gálvez, Ediciones de la Isla de Siltolá, Rosario Troncoso, Vanesa Pérez-Sauquillo y demás por haberlos escrito y publicado. Y por los buenos y esclarecedores ratos de lectura que nos han deparado. Feliz y provechoso 2020 a todos.
José Manuel Benítez Ariza
El poeta portugués, Manuel Neto Dos Santos, dice de "Abril en los inviernos"
Querido
poeta:
Ha sido un
placer la lectura y posterior traducción de tu libro “Abril en los inviernos”.
Tu poesía está cargada de metáforas e imágenes de una calidad lírica de intensidad
notable. Tu voz poética es clara y depurada. Un abrazo, Nicolás, desde el Algarve
portugués.
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Custodio Tejada
Nicolás es un poeta de latidos, de pulsiones, de instantes sublimados, de fotógrafo verbal que transforma el lenguaje en un documento visual. “Y todo se manifiesta multiplicado/ como si en el interior/ las palabras tuvieran pulso” –aclara. Sus versos son el camino que “nos anda y nos desanda/ el cuerpo y el viaje” (p.22), el pensamiento y las emociones, una mirada al interior de las palabras, un encuentro con la contemplación como vía de aprendizaje. Nicolás insufla vida a las palabras, la suya propia, que, al compartirla, por impregnación, se hace otra y se injerta por esquejes en quien la lee, recetándonos “un verso en defensa propia” (p.69), y confirmando el poder sanador de la poesía, al menos, para el autor.
ibro casi telegráfico, si no en la extensión sí por las pulsiones que lo sostienen. “Ser./ Pertenecer a una emoción/ para estar vivo/ o morir en el intento” –esplende en la página 100. Pudiera parecerte en algún momento que por él fluye una escritura automática o un azar objetivo, pero no, todo responde a una estrategia del poeta, es su estilo, un relámpago repentino que ilumina con la contundencia y la fugacidad de los fuegos artificiales, una poética que retrata el instante y se hace, de forma calculada, “sangre de golpe en el papel” (LIX-p.77). Y aunque nos advierte en la página 53 (XXXV) que “Los que están de pie/ odian a los sentados./ Con la felicidad ocurre lo mismo./ A ser posible no la muestres.” , tendremos al menos que manifestar que mientras lees “Abril en los inviernos” disfrutas felizmente (usaremos el adverbio) de una tarde lectora. Un territorio lleno de verdades reveladas por la voz de su experiencia. El poeta quiere hacernos partícipes de su dicha y su congoja. Estos poemas-reflejos, que revelan y ocultan, son la síntesis de un rico bagaje existencial, de una mente despierta y un corazón en marcha “que pertenece/ al pájaro y a la música” p.87. Os invito a leerlo en voz baja.
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Custodio Tejada
Nicolás es un poeta de latidos, de pulsiones, de instantes sublimados, de fotógrafo verbal que transforma el lenguaje en un documento visual. “Y todo se manifiesta multiplicado/ como si en el interior/ las palabras tuvieran pulso” –aclara. Sus versos son el camino que “nos anda y nos desanda/ el cuerpo y el viaje” (p.22), el pensamiento y las emociones, una mirada al interior de las palabras, un encuentro con la contemplación como vía de aprendizaje. Nicolás insufla vida a las palabras, la suya propia, que, al compartirla, por impregnación, se hace otra y se injerta por esquejes en quien la lee, recetándonos “un verso en defensa propia” (p.69), y confirmando el poder sanador de la poesía, al menos, para el autor.
ibro casi telegráfico, si no en la extensión sí por las pulsiones que lo sostienen. “Ser./ Pertenecer a una emoción/ para estar vivo/ o morir en el intento” –esplende en la página 100. Pudiera parecerte en algún momento que por él fluye una escritura automática o un azar objetivo, pero no, todo responde a una estrategia del poeta, es su estilo, un relámpago repentino que ilumina con la contundencia y la fugacidad de los fuegos artificiales, una poética que retrata el instante y se hace, de forma calculada, “sangre de golpe en el papel” (LIX-p.77). Y aunque nos advierte en la página 53 (XXXV) que “Los que están de pie/ odian a los sentados./ Con la felicidad ocurre lo mismo./ A ser posible no la muestres.” , tendremos al menos que manifestar que mientras lees “Abril en los inviernos” disfrutas felizmente (usaremos el adverbio) de una tarde lectora. Un territorio lleno de verdades reveladas por la voz de su experiencia. El poeta quiere hacernos partícipes de su dicha y su congoja. Estos poemas-reflejos, que revelan y ocultan, son la síntesis de un rico bagaje existencial, de una mente despierta y un corazón en marcha “que pertenece/ al pájaro y a la música” p.87. Os invito a leerlo en voz baja.
http://custodiotejada.blogspot.com/2020/03/abril-en-los-inviernos-de-nicolas.html
En su brevedad de camafeo, estos poemas percuten más que cantan, son como manecillas de un reloj, el tictac de las horas, cien campanadas. El tiempo es, de hecho, el verdadero dueño de la voz que susurra por entre estos versos. De ahí la recurrencia sin fin a vocablos como sombra, agua o mar, lo mismo que la presencia constante de las estaciones y los momentos del día (amanecer, mañana, tarde, el ocaso). Memento mori, sí, pero entretanto hay que saber mirar, hay que aprender a elegir bien la loma desde la que avistar el derredor, y eso (como demuestra, sin ir más lejos, una de las mejores composiciones, la que reza: "La misma orilla / nos escogió / para ponernos / frente a frente. / Nos toca narrar el horizonte"), eso, venía diciendo, eso de encaramarse a un sitio oportuno para mejor observar, que es lo mismo que mejor entender, que es lo mismo que mejor interrogarse sobre lo contemplado, tú lo haces a las mil maravillas, como un émulo adelantado (y perdón por el tópico) del Caminante sobre el mar de nubes que nos dejó en prenda Friedrich: "Cuando se para, / el esqueleto de un pájaro / cuelga de sus suelas", sí, tal vez porque "hoy me duele el mundo / a la altura del Hombre", o porque, al fin, todo deviene "Una sombra preparada para el ojo que mira".
Así pues, lo dicho: enhorabuena, Nicolás. Y ojalá podamos volver a brindar pronto por la salud y la poesía.
Un abrazo,
Alberto Chessa
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