LA TIERRA PROMETIDA



Sospecho que la bóveda
donde descansan las sombras
y el hombre encuentra su cobijo,
se resquebraja anunciando ruina.

Sospecho que llega un tiempo absoluto
por las avenidas del invierno,
que nos hará súbditos encadenados a la nostalgia,
olvidando para siempre el fulgor de la rebeldía.  

Sospecho que el amor enfermará
infectado por un virus inhóspito
que habita en las entrañas de la tristeza:
celda sin luz de lóbregas paredes.

Observando las catástrofes circundantes,
mis indecisos pasos se encaminan a tu encuentro
donde el latir de la Tierra es música y arrumaco.

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