LA LLAMA DE LA VIDA
Cierra
los ojos y deja que te bese los párpados.
No tengas miedo a la devastación provocada,
ya no hay nada que temer.
El descrédito y la soledad es su deriva.
No hay mordazas ni alambradas suficientes,
que detenga esta riada de justicia y dignidad.
Abre los párpados y encamina tu mirada hacía el futuro.
Siente el escalofrío de este cuerpo hecho de cuerpos,
que nace para reconquistar los sueños expoliados.
El tiempo de la infamia se termina.
Se precipita temerosa la decadencia y su impostura,
cuando fluye el amor por la llama de la vida.
No tengas miedo a la devastación provocada,
ya no hay nada que temer.
El descrédito y la soledad es su deriva.
No hay mordazas ni alambradas suficientes,
que detenga esta riada de justicia y dignidad.
Abre los párpados y encamina tu mirada hacía el futuro.
Siente el escalofrío de este cuerpo hecho de cuerpos,
que nace para reconquistar los sueños expoliados.
El tiempo de la infamia se termina.
Se precipita temerosa la decadencia y su impostura,
cuando fluye el amor por la llama de la vida.
Precioso canto lleno de esperanza.
ResponderEliminarGracias Antonio. Un abrazo.
ResponderEliminarMe fascina. Gracias Nicolás.
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